
LA TRISTE VIDA DE UN ZAPATO
Todos me ponen en sus pies, me llevan por el piso recorriendo las sucias calles de la ciudad. Me obligan a pisar terrenos montañosos, mojados y ásperos que no me dejan sentirme bien. Patean cuanta cosa ven en el camino, me mantienen sucios y en ocasiones me hacen ver desagradable. ¿A caso no merezco más cuidado? ¿no soy yo quien cuida de sus pies? Los protejo de la suciedad y de lo que los puede lastimar.
Mi vida no es muy alegre ¡sufro tanto! ¿Quién se lo imagina? Sé que nadie puede.
Para todos tengo un uso diferente. El futbolista me obliga a patear esa bola dura que no me gusta, el campesino me mete en suelos pantanosos a los que tanto les temo y el bailarín (a ese sí que lo odio) me azota despiadada y bruscamente, ninguno se pone en los zapatos del ZAPATO.
Nadie piensa en que todo eso duele, ¡ja! Pero como evitarlo, fui creado para satisfacer esa necesidad baja del ser humano.
Muchas cosa me lastiman, pero qué más da esa es: “ESA ES LA TRISTE VIDA DE UN ZAPATO”.
Todos me ponen en sus pies, me llevan por el piso recorriendo las sucias calles de la ciudad. Me obligan a pisar terrenos montañosos, mojados y ásperos que no me dejan sentirme bien. Patean cuanta cosa ven en el camino, me mantienen sucios y en ocasiones me hacen ver desagradable. ¿A caso no merezco más cuidado? ¿no soy yo quien cuida de sus pies? Los protejo de la suciedad y de lo que los puede lastimar.
Mi vida no es muy alegre ¡sufro tanto! ¿Quién se lo imagina? Sé que nadie puede.
Para todos tengo un uso diferente. El futbolista me obliga a patear esa bola dura que no me gusta, el campesino me mete en suelos pantanosos a los que tanto les temo y el bailarín (a ese sí que lo odio) me azota despiadada y bruscamente, ninguno se pone en los zapatos del ZAPATO.
Nadie piensa en que todo eso duele, ¡ja! Pero como evitarlo, fui creado para satisfacer esa necesidad baja del ser humano.
Muchas cosa me lastiman, pero qué más da esa es: “ESA ES LA TRISTE VIDA DE UN ZAPATO”.
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